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El conocimiento, según dicen los “nahuales” es algo que NO todos los seres humanos estamos preparados para poseer o para enfrentar, y así mismo lo han dicho muchas de las culturas esotéricas más sagradas del planeta.
“Los 4 acuerdos”, es el título del primer libro que leí en mis “paseos” diarios por la línea café y la línea verde del metro, como les llamo yo desde niña. Este libro me lo recomendó mi amigo Ivar desde hace mucho tiempo, pero entre mis ocupaciones y mis letargos (otros le llaman flojera) no me había dado la oportunidad, desafortunadamente.
Pues bien, los 4 acuerdos es un texto que habla sobre 4 principios de la sabiduría tolteca, escrito por uno de los últimos descendientes del "linaje teotihuacano del águila", cuyo nombre es Miguel, y que es un Doctor en antropología. Lo más sorprendente es que este libro se escribió primero en inglés. Lo que se me ocurre es que tal vez en México el Dr. Miguel Ángel Ruíz no encontró el apoyo, pero la verdad es algo que ignoro, y como tal no deseo argumentar sobre eso en éste momento.
Lo que sí es que me gustaría mucho recomendarles este libro, el cual anexo a continuación (Dios perdone a los piratas)… Créanme terminan rápido. Es como de 40 hojitas, y a pesar de que no me gusta mucho la manera “cornejesca” del doctor de tratar los temas, creo que en esencia los consejos son excelentes.
Si realmente lo piensan leer, mejor no continúen con este post, porque revelaré algunos detalles de éste libro. Sin embargo es probable que terminen sumergidos en las páginas de los 4 acuerdos, aún si continúan compartiendo conmigo estos párrafos ¡Bajo su propio riesgo!... .
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-“Todo está hecho de luz y el espacio de en medio no está vacío”. Los toltecas sabían que todo lo que existe en el universo es un ser viviente, y que la luz es un mensajero que por ende está vivo, y que contiene todas las verdades. La materia viva es solamente un reflejo de la luz, y por lo tanto es un sueño, que nos impide contemplar la verdad-
Más o menos con estas palabras nos adentramos a la verdad que nuestros ancestros los sabios nahuales revelan para nosotros, y es interesante como ellos dicen que los seres humanos vivimos en una prisión, a lo que le llaman el “mitote” o sueño del planeta. La palabra mitote se les hará familiar a muchos seguramente, para los toltecas significa una “niebla blanca que oculta la luz”.
Pero… ¿Qué es el sueño del planeta?
Según ésto nosotros vivimos en un sueño que ha sido creado por todos los seres humanos, éste sueño comunal es el que dicta todas las reglas a las que estamos sometidos y que a lo mejor la mayoría no nos hemos atrevido a cuestionar y mucho menos a contradecir. Sin embargo, al final todas nuestras creencias actuales están basadas en acuerdos. ¡Sí, acuerdos!
Es decir cuando dos personas aceptan algo como verdad han llegado a un acuerdo, y según los maestros toltecas estos acuerdos son heredados de persona en persona, y cuando somos niños pequeños es muy sencillo que nosotros simplemente los aceptemos porque un niño es una pequeña esponjita que absorbe como conocimiento sus experiencias diarias, y nuestras experiencias diarias o nuestra percepción es la de ese mitote que los contratos de otros han creado y que nos hacen aceptar sin siquiera preguntarnos nuestra opinión.
Lo peor de todo es que cuando nosotros decimos que sí a ese contrato, esa poderosísima palabra mágica “Sí” hace que nosotros nos convirtamos en nuestros propios jueces, en jueces de la víctima que a la vez nosotros mismos somos y no podamos ser libres.
¿Qué fatalistas?...
Eso parece, pero déjenme explicarles con un ejemplo (imitando al autor) lo que dice el párrafo anterior. Cuando somos pequeños y hacemos algo como mojarnos en la lluvia nuestros padres nos regañan y nos castigan, es lo mismo que hacemos con los animalitos que tenemos como mascotas, cuando ellos entran a la sala los asustamos tomando una vara o incluso hay quienes los golpean, y a la próxima vez la mascota ya no se atreve a entrar porque sabe que le espera una paliza si lo hace. Así los humanos no solamente domesticamos a los animales, sino que este proceso de castigos y recompensas lo realizamos con nuestras propias “crías”, pero ésto va un poco más allá con la raza humana...
Si alguno de ustedes vió o leyó Harry Potter (qué mezcla…) recordara seguramente al elfo doméstico orejón y feito que sevía a los Malfoy, y que continuamente se golpeaba en la cabeza cuando “metía la pata” diciendo “Dobey malo… Dobey malo..”
Lo hayan visto o no, esto es lo que hacemos los humanos. Una vez que aprendemos las reglas y las aceptamos como un acuerdo, cuando nos damos cuenta de que estamos faltando a ese acuerdo nos aplicamos un castigo. Algunas veces nosotros mismos nos decimos estúpidos o toda una serie de auto insultos, pero nuestro peor castigo es la culpa.
¡Si señoras y señores, la pinche culpa es una herramienta de castigo!... Y algo que me cayó como balde de agua fría de éste libro es el párrafo donde dice:
“El ser humano es el único animal sobre la tierra que paga miles de veces por el mismo error.”
Creo que ésto no necesita mucha explicación pero te reto a interrogarte a tí mismo:
¿Cuántas veces no te castigaste una y otra vez por algo que hiciste mal una sola vez?...
¡Sí, te hablo a ti, al que me hace el favor de leer!
Y.. ¿Cómo te castigaste?
Mediante el recuerdo... Reviviendo esa experiencia que te hizo sentir mal y volviendo a experimentar la culpa una y otra vez. Así que uno de los primeros consejos de este libro es “No hagas eso”. Si ya una vez experimentaste un sentimiento desagradable sobre algo que tú mismo llevaste a cabo y ya aprendiste lo necesario de esta experiencia, no esperes más, ya fue suficiente, no seas retrógrada pues eso ya pasó, sigue adelante y aprende cosas nuevas.
Pero... librarnos del sueño de la humanidad, y de ese cúmulo de reglas que ésta nos ha otorgado; y que además no están escritas más que en el libro de nuestra propia mente a través de acuerdos no es tarea fácil. Y no lo es, porque pisar terrenos desconocidos siempre nos hace sentir “miedo” - como lo dice el doctor Miguel – Pero la única forma de romper acuerdos es haciendo nuevos que deshagan los anteriores. Pues bien, ésta es la propuesta.
Después de todo este rollo... Sólo recibimos una propuesta que dice:
Hay básicamente 4 acuerdos que necesitas hacer contigo mismo para empezar y romper con todos esos esquemas que en tu vida te hicieron perder la libertad y esos son:
1. Ser impecable con tus palabras
2. No te tomes nada personalmente
3. No hagas suposiciones
4. Haz siempre tu máximo esfuerzo
Pues se ven fáciles ¿No?
Bueno... O tal vez eso pensarían si supieran a grandes rasgos que quiere decir cada uno de estos puntos; pero si los meditan un poco descubrirán que implican conocerse y aceptarse a sí mismo y “Conocerse a sí mismo es algo muy difícil” según dijo Bruce Lee. Y estoy de acuerdo con ello. Agregaré que a mi juicio es “Lo más difícil del mundo”.
Pero bien, el primer punto, ser impecable con tus palabras habla de que las palabras por sí mismas nos permiten hacer hechizos. Nosotros podemos usarlas para destruir o para construir. Si toda la vida alguien te “dijo” que eres un “imbécil” es muy probable que termines por creerlo y así te comportas inconscientemente como un imbécil, porque de tanto oírlo lo aceptaste como un acuerdo.
Ese es el peligro de las palabras. Es por ello que los nahuales nos proponen que si vamos a abrir el pico que sea para decir algo bueno, para hacer un hechizo de bienestar, sobre todo contigo mismo y con las personas que amas, porque en un momento de enojo las personas que mas amamos son las que pueden hacernos más daño con sus palabras, y así nosotros a ellas y a nosotros mismos inclusive.
El segundo acuerdo es “No te tomes nada personalmente”, y tiene mucho que ver con el primero. El segundo acuerdo dice que lo peor que podemos hacer es enojarnos por las cosas que pasan o que se dicen a nuestro alrededor y que ni siquiera tienen que ver con nosotros, sino con lo que está pesando aquel que dice o lleva a cabo la acción. “Aún cuando alguien agarrase una pistola y te disparase en la cabeza no sería nada personal”.
¿Qué aseveración tan mal fundamentada, no les parece?
A mí me lo pareció cuando la leí, pero sus argumentos son convincentes. Los toltecas dicen que a veces actuamos porque estamos llenos de sentimientos como el miedo o la ira, y ninguno de esos sentimientos NO nos hacen sentir bien. Eso hace que queramos que los demás se sientan tan mal como nosotros, ésto como una forma de expresión de nosotros mismos, y así terminemos actuando de manera agresiva.
Lo que alguien hace o dice es reflejo de lo que el mismo siente; pero no tiene porque ser aceptado por nosotros porque es la realidad de otro, no la nuestra.
Tengamos cuidado con lo que nos dicen, y no aceptemos todo como una verdad, porque precisamente cuando nosotros lo aceptamos es cuando se convierte en una verdad. No aceptemos halagos que nos hagan crecer el ego, y no aceptemos comentarios que nos hagan sentirnos mal, porque todo son percepciones externas y solo a través de la autoevaluación y el autoconocimiento podremos saber quiénes somos.
El tercer acuerdo es “No hagas suposiciones”... ¿What?...
Ésto quiere decir que muchas veces nos hacemos “castillos” con nuestra imaginación, tan grandes que podemos incluso actuar como impulso de esas suposiciones. Lo mejor es preguntar, no querer imaginar lo que otras personas piensan o quieren... sino preguntar.
Un ejemplo sencillo:
Vamos caminando por la calle, nos topamos de frente con una persona que conocemos y no nos saluda ¿Qué supones?... ¿Que está enojado? ¿Que es un malagradecido? ¿Que es un apretado?
Cuando lo que pudo ocurrir es que simplemente no nos vio, pero a nosotros nos encanta envenenarnos el alma pensando lo peor de las personas, y eso nos hace daño solo a nosotros mismos.
Otro ejemplo que quiero dar de las suposiciones es una experiencia muy personal.
Recuerdo que una vez hace algunos años hubo un concurso en la televisión, que consistía en que las corcholatas de cierto refresco traían un número, y había un sorteo semanal en donde se premiaba a un número al azar con una cantidad de dinero bastante fuerte.
En ese entonces una de mis tías compró algunos refrescos de dicha marca para un evento. Ella no suele participar en este tipo de concursos, pero por no dejar pasar la ocasión anotaron los números de las tapaderas, y resulta que un número salió ganador, pero no pudieron cobrar el premio porque alguno de los niños de la casa se puso a jugar con las corcholatas y las perdió.
Recuerdo mucho esto porque una de mis primas (a quién mando un gran beso) decía que ella ya se estaba imaginado todas las cosas que iba a comprar con ese dinero y ¡Oh decepción!
Creo que así es siempre con las suposiciones. Aun si se llegan a confirmar, deberíamos evitar anticiparnos mucho a las cosas.
Creo que el último acuerdo es el más sencillo de entender, no necesita una traducción simplemente HAZ SIEMPRE TÚ MÁXIMO ESFUERZO, y no dejes pasar tu vida en vano. todo lo que hagas, así sea una tarea sencilla conviértela en una aventura hermosa y disfrútala, porque así es la vida, simple y maravillosa, pero está a en cada uno de nosotros hacerla así.
Por lo pronto creo que ya me extendí más de lo que debía, pero realmente espero que tengan la curiosidad de leer “Los 4 acuerdos” y compartir sus opiniones conmigo. No les llevará mucho tiempo, tal vez solamente un par de paseos en el metro =)